Y sin darnos cuenta, ya se nos habian hecho las once de la mañana. Apenas desperté, acudí a su auxilio de forma inmediata, me colgué la mochila al hombro y salí corriendo hasta su casa. (No habia lugar a la duda era su palabra la que necesitaba)
Entre mates frios y dulces; entre azucar negra y medialunas de manteca, habiamos tenido nuestra regular, pero no normal conversacion. Candela me calmó, me puso los pies de nueva en al tierra, me aconsejó. Me desahogué y también la aconsejé yo a ella.
El sol entra por la ventana abierta, indicando la pronta presencia del mediodia, dejando pasar tambien un olor a otoño que acaba de comenzar. ":- Asi estamos." le dije, :- "compartiendo el juego, la risa y el dolor..." a lo que Candela me respondió:- "Amiga, no te olvides, este viaje con amigos es mas facil de llegar".
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